¡Por fin llegaste!
¡Buenas tardes o buenas noches! Porque si fuera de día yo estaría dormida…
Soy Tito alba, o lechuza común. ¿Ya me has reconocido? Si te fijas, mi cara no es muy distinta a la tuya, o por lo menos no tanto como la de otras aves, pues tengo, como tú, cara redondita y los ojos hacia el frente. Las lechuzas tenemos la cara marcada por ese disco facial blanco en forma de corazón, con grandes ojos negros que podrás ver si paseas en la oscuridad del bosque de noche. Las plumas son color canela con manchas grises, blancas y negras; las partes inferiores son blancas. Diréis que no tengo cuello…ja jajá, sí que lo tengo, y como buena ave nocturna puedo girarlo hasta 270 grados para no perderme nada de lo que pasa. En mis plumas llevo un “sistema silenciador” para favorecerme la caza en la nocturnidad y que mis presas no me oigan al llegar.
Otro super talento es mi sistema auditivo en parabólica y asimétrico, recojo y amplifico los sonidos con mi disco facial a modo de parabólica, y gracias a que mis oídos no están a la misma altura calculo la distancia y orientación del sonido para hacerme una idea exacta de donde está haciendo ruido la presa. A esto los humanos lo llamáis “ecolocalización”. Y me viene genial, porque con la cantidad de ratones que consumimos una familia de lechuzas al día si tuviera que buscarlos por GPS estaría pegada a la pantalla de continuo. ¿Cuántos roedores crees? ¡Hasta 100 y más ratas y ratones comemos entre progenitores y polluelos a la semana!
Por esto, los humanos nos habéis reconocido el cargo de Fauna auxiliar beneficiosa para el control biológico. Para que te hagas una idea y a modo de ejemplo te cuento que en algunos pueblos burgaleses que cultivan cereales, nos plantaron un montón de postes coronados con cajas nido para que nos quedáramos ahí a vivir, a cambio de que nos fuéramos comiendo los topillos que entorpecen sus cultivos.
Normalmente vivimos tanto en el bosque como cerca del humano en los pueblos y alrededor de las ciudades, en edificios en ruinas o desvanes de casas viejas, un campanario, un granero…
Durante el período de cría, que comienza hacia el mes de marzo y se prolonga hasta el mes de octubre, y hay más probabilidades de que nos veas pues volamos desde el atardecer y toda la noche con idas y venidas al nido para dar de comer a los pequeños. Y por si no lo sabes…todo lo que no digerimos lo regurgitamos en forma de egagrópilas. Pero eso ya te lo cuento otra noche…
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huerteco2018-12-01 18:49:482024-09-11 07:22:11Huerteco con los árboles singulares de Burgos
