Oveja Churra
Me presento, soy la Oveja Churra ó Ovis orientalis aries.
Nuestra raza, la churra es de las más primitivas en España. Ya en la prehistoria fuimos domesticadas por el ser humano. Hace tanto tiempo que nos adoptasteis que es imposible imaginar una oveja salvaje. Cuidabais de nosotras para aprovechar nuestra leche y nuestra carne.
Gracias a nosotras coméis el queso de Burgos, el queso Queso Zamorano, el tierno lechazo y el cordero con denominación de origen de Castilla y León.
Aunque hay muchos tipos de ovejas las churras somos bien reconocibles por el cerco negro en nuestros dos ojos, el morro y las patas. El resto del cuerpo es blanco con vellones de lana muy larga, tan gorda que no se ha utilizado para hacer jerséis, pero si para rellenar colchones.
Por ser una de las razas más antiguas somos muy apañadas, autosuficientes, muy “rusticas” como decís vosotros… soportamos bien el frio y para comer nos apañamos con las hierbas del campo, y si hay pocas nos paseamos todo el día para encontrarlas si es necesario.
Tan apañadas somos y tan seco el forraje que comemos que tenemos que fermentarlo y volver a masticarlo durante días para poder digerirlo. Mucha tarea tenemos los herbívoros, pero merece la pena. Aprovechamos los largos paseos de pastoreo para ir digiriendo y a la vez difundiendo semillas con nuestras peculiares bolitas de heces, favoreciendo la biodiversidad de los parajes.
Nuestros ojos también son sumamente curiosos, las pupilas son rectangulares, como las de la cabra y el ciervo, para tener un campo visual total y poder ver por dónde viene el lobo. Lo cierto es que este es uno de los pocos recursos de defensa que nos ha dado la naturaleza, así que nos servimos de otros “truquitos conductuales” como vivir en rebaño y no separarnos nunca.
¡Donde va una vamos todas! Nos fiamos las unas de las otras y hacemos mucha piña.